El ejercicio es beneficioso a todas las edades, pero resulta imprescindible en las personas mayores. Está demostrado que las personas que llevan una vida activa sufren menos enfermedades.
Necesidad de ejercicio
Moderado. El ejercicio físico moderado resulta muy beneficioso en la Tercera Edad. (PS)
Todo el mundo sabe ya que es bueno llevar una vida activa cualquier edad, haciendo algún tipo de ejercicio al menos tres veces a la semana.
Si tiene costumbre de hacer regularmente algún tipo de deporte (sepa que está usted aún en la minoría más adelantada en este campo), lo mejor es que mantenga esta costumbre, sin forzarla, a lo largo de los años.
Cuando se vaya haciendo mayor sólo debe ir evitando la gran competición, ya que el riesgo de lesiones aumenta con los años, y no se obtienen mayores beneficios. Puede seguir con deportes de competición con amigos de forma física parecida, para que el esfuerzo no sea excesivo.
Si no tiene costumbre, su primer problema es convencerse de la necesidad de hacer ejercicio. No puede negar los beneficios, pero una cosa es saberlo y otra ponerse manos a la obra.
2. Beneficios del ejercicio físico
Los beneficios del ejercicio físico habitual, nos guste o no reconocerlo, son muy evidentes. Han sido suficientemente demostrados en muchos estudios clínicos y para muchas enfermedades. También como forma de mantener lejos las enfermedades y discapacidades.
Aquellas personas que llevan una vida activa sufren menos enfermedades, toleran éstas mejor cuando aparecen y, sobre todo, alcanzan una sensación de mayor bienestar físico. Esta sensación es difícil de cuantificar, pero es un hallazgo que se repite constantemente en todos los estudios médicos sobre el ejercicio.
Y además, cualquier momento es bueno para empezar. Se ha demostrado que empezar a hacer ejercicio habitual mejora la salud a cualquier edad (incluso empezando por encima de los 90 años, que ya es irlo dejando...).
Si, a pesar de todo, aún no está convencido del todo de la bondad de hacer ejercicio, conceda a quienes lo creen, al menos, el beneficio de la duda, y comprométase a probarlo durante, digamos, seis meses, antes de tomar una decisión definitiva. Tenga el valor suficiente para pensar que puede estar equivocado.
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