Para entrar en contacto con el campo colombiano, acercarse a su gente, conocer sus costumbres y disfrutar de su hospitalidad, lo ideal es pasar unos días en una de las haciendas acondicionadas para recibir a quienes deseen descansar del bullicio de la vida moderna. Ésta es una invitación a recorrer la provincia colombiana y sentir el aroma del campo.
Los colombianos somos hospitalarios y recibimos a nuestros visitantes como amigos, compartiendo con ellos la generosidad de nuestra tierra. Las zonas rurales de nuestro país son destinos que atraen, más que turistas, a los viajeros que realmente desean conocer nuestra verdadera naturaleza, los valores tradicionales de nuestra cultura, costumbres y oficios, que pasan desapercibidos en las grandes ciudades.
Tierra generosa que entrega lo mejor de sus paisajes, de sus cultivos, de su amable gente.
El Triángulo del Café, Boyacá, Santander y los Llanos Orientales son regiones donde la vida campesina aún conserva su ancestral autenticidad pero que, gracias al espíritu emprendedor y visionario de sus habitantes, ofrecen servicios de alojamiento de primer nivel, teniendo en cuenta el mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades.
En dichas regiones la cultura no está enclaustrada en museos y monumentos, sino que es un patrimonio que se vive desde la cotidianidad y el pensamiento: música típica, gastronomía auténtica, las labores del trabajo de cada día y la diversión de nuestras festividades tradicionales con todo su colorido y esplendor.
En dichas regiones la cultura no está enclaustrada en museos y monumentos, sino que es un patrimonio que se vive desde la cotidianidad y el pensamiento: música típica, gastronomía auténtica, las labores del trabajo de cada día y la diversión de nuestras festividades tradicionales con todo su colorido y esplendor.
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